Fundamentalmente, la comunidad del Seminario Menor tiene tres misiones fundamentales:
Las familias son el lugar donde la vocación nace y se manifiesta y donde el niño o adolescente comprende naturalmente lo que significa el amor y la entrega. Algunas familias confían en la Iglesia para que su hijo desarrolle y complete también en comunidad una vida espiritual, de estudio, de servicio y de amistad junto a otros chicos que han experimentado la misma inquietud. Las familias de los seminaristas menores les acompañan muy de cerca en su crecimiento y participan también de la vida del Seminario. Todos los fines de semana, los alumnos vuelven a sus casas para compartir con sus padres y hermanos cómo ha ido la semana, para seguir creciendo con sus familias y para testimoniar en ellas las maravillas que el Señor hace en sus vidas.
Los seminaristas menores continúan vinculados a sus parroquias o movimientos como parte esencial de su crecimiento en la fe. A ellas acuden todos los fines de semana y durante los periodos de vacaciones para las principales celebraciones del año litúrgico. En las parroquias continúan sus caminos de formación en comunidades, grupos de catequesis y de jóvenes y se siguen preguntando por la vocación sacerdotal en contacto con los sacerdotes que les acompañan.
El Menor puede acoger un pequeño grupo seminaristas que, junto a sus dos formadores, forman cada año la comunidad vocacional. Para formar parte de la comunidad del Seminario Menor es necesario que el alumno participe activamente de la vida de la Iglesia en su parroquia o movimiento, tenga inquietud vocacional, buen aprovechamiento académico y deseo de vivir cerca del Señor en un ambiente comunitario. Los formadores disciernen junto al chico, su familia y el sacerdote que les acompaña la idoneidad de entrar a formar parte de la Comunidad del Menor.
Nos levantamos, preparamos y desayunamos
Comenzamos el día con la oración de la mañana
Vamos a clase en nuestro colegio
Comemos y recogemos la cocina
Empieza la tarde; descansamos o vamos a las extraescolares. Hacemos los deberes, estudiamos y hacemos deporte.
Descansamos y merendamos
Celebramos la Eucaristía
Cenamos, recogemos la cocina y descansamos un rato
Acabamos el día con la oración de la noche
Los objetivos de la primera etapa son:
El signo que se entrega y que acompaña a este tiempo es la Palabra de Dios, alimento diario del cristiano que purifica los deseos y orienta e ilumina las acciones de cada dí
Los objetivos de la segunda etapa son:
El signo que se entrega y que acompaña a este tiempo es la Liturgia de las Horas, oración que se realiza en comunidad cada día y que nos pone en relación con toda la Iglesia
Los objetivos de la tercera etapa son:
El signo que se entrega y que acompaña a este tiempo es el Rosario, oración por excelencia de María, modelo de entrega y servicio a la voluntad de Dios.